La historia del supuesto Caravaggio a subasta en una sala de Madrid es como una serie de televisión. Y hemos visto sólo el primer capítulo.

La historia del supuesto Caravaggio a subasta en una sala de Madrid es como una serie de televisión. Y hemos visto sólo el primer capítulo.
Fran Lebowitz ha resucitado a Oscar Wilde, y fue él quien dijo «la risa no es un mal comienzo para la amistad».
Nos ha dejado el artista mexicano Vicente Rojo (Barcelona, 1932).
En 1926, Longhi publicó una monografía sobre Piero della Francesca que devolvió al maestro de Borgo Sansepolcro al mapa de la historia de la pintura.
El documental «Struggle: la vida y arte de Stanislaw Szukalski», producido por Leonardo di Caprio, aborda la vida de este artista casi olvidado.
Extirpando la cultura no construiremos una sociedad mejor, más bien lo contrario.
En nuestros medios audiovisuales cada día se habla peor.
Cinco siglos de grabado en Cataluña, en un extraordinario volumen de Enciclopèdia Catalana dirigido por Artur Ramon.
Hace treinta y cinco años que funcionamos con la misma ley de patrimonio y el mundo ha cambiado de manera exponencial.
De tanto usarla, la palabra cultura ya no significa nada.
MNAC a parte, el Museo Episcopal de Vic es el mejor museo de arte medieval catalán.
El próximo 28 de enero se subasta un Botticelli en Sotheby’s de Nueva York. Mientras tanto, en Barcelona, la polémica está servida.
Me gusta visitar el Museo Marès, esta cueva de Ali Babá que duerme el sueño de los justos a la sombra de la catedral.
Durante el confinamiento, la cultura fue un refugio, ahora parece que es un estorbo.
Me gusta mirar el edificio del delante, un bloque anodino de pisos de lujo de Nuñez y Navarro, que se alquilan a precio de oro, con piscina en la azotea y todo.
La exposición de William Kentridge en el CCCB, es una de les mejores muestras que he visto en la ciudad en años.
El arte se basa en un intercambio físico entre los objetos pasivos –las obras– y nosotros –las personas– muy difícil de reemplazar por un simulacro virtual, por bueno que este sea.
De vez en cuando conviene mirar atrás para ver de dónde venimos, y así poder presagiar hacia donde vamos. Con este espíritu histórico me pregunto cómo estaba la cultura catalana hace un siglo, en 1920.
De entre los diversos tipos de coleccionistas, el de mariposas es el más genuino porqué conjuga la caza de imágenes bellas con su clasificación.
El domingo pasado me acerqué a la plaza de Sant Jaume para ver cómo estaba la fachada del Palau de la Generalitat, tras el ataque que había recibido hacía apenas una semana.